Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


martes, 5 de febrero de 2013

Último tren a Katanga


Llueve, en efecto, demasiado luto sobre las fuentes priales, sobre las retaguardias y sobre las bases de abastecimiento de la vida en el planeta. 
Joaquín Araújo.



Out of Africa
Música de John Barry 


La película que Jack Cardiff dirigió en 1968, Dark of the Sun, está ambientada en la Guerra Civil del Congo Belga. El presidente de aquella república contrata una banda de mercenarios con la misión de evacuar un pueblo caído en manos de los rebeldes, pero detrás de ese objetivo hay otro más sustancioso: una fortuna inmensa en forma de diamantes. Los hechos ocurren a través de junglas, cañones y ríos procelosos. Unos y otros saben que la dominación colonial llega a su fin y a todos urge una salida, una huida imposible en el Último tren a Katanga.


El 1918 el Valle de Laciana adquirió el estatus de territorio colonial administrado por grupos financieros de las metrópolis de Madrid y de Bilbao.


Unas décadas más tarde toda la provincia de León parecía resignada a ser colonia abastecedora de energía para las regiones industrializadas, pero esa es otra historia.




Desde el comienzo de su dominio, el tinglado financiero-empresarial jamás puso interés en desarrollar el caduco sistema económico vigente en la comarca. Muy al contrario, reclutó millares de personas en los valles próximos y en provincias y en regiones lejanas para que trabajaran en las minas y jamás hizo nada por ellas salvo lo mínimo para asegurar la fuerza de trabajo.



Del todo el capital generado solo quedaron en la colonia los jornales, el dinero preciso, que no justo, para mantener la mano de obra o la carne de cañón. El remanente que en alguna época pudo lograr la economía familiar o la ganadería marginal o la cuenta de resultados del pequeño comercio, acabó también en las arcas de la metrópolis donde radica y opera el capital. El parco ahorro se fue escurriendo desde las huchas abiertas en los bancos Central y Santander, entonces accionistas de la mayor empresa carbonera del país. 


El Estado siempre invierte lo que recauda por vía impositiva allí donde al poder financiero le parece interesante y prometedor.
Ese allí nunca fue éste.


Atrás quedaba medio siglo de crisis persistentes y episodios desgarradores cuando, al fin de los setenta, a pesar de la gran demanda previsible para alimentar las centrales térmicas en proyecto, en construcción o ya en operación, la empresa carbonera entraba en pérdidas.
Quien tuvo ojos para ver supo que los nuevos tiempos y las características del yacimiento hacían inviable su explotación. La ayuda pública destinada a modernizar las minas y sanear las cuentas resultó un expolio y un contradiós.
En 1993, la sociedad dominante fue declarada en quiebra.

 
La vieja Caja de Ahorros de la provincia colonial, ya en manos de políticos, asumió pilotar los restos del naufragio. Un Senador del Reino presidía la institución desde 1993 a 1997. Otro Senador del Reino entraría en el Consejo de Administración en 2004.
Negociado el convenio de acreedores, levantada la quiebra, un personaje surgido de la nada financiera -un sueldo y una moto vieja- fue ungido como rector económico fáctico en la colonia.


En un instante, el enviado adquirió un poder inmenso en el negocio subvencionado del carbón. Manejando a los trabajadores como arma de presión, llegó a acaparar ayudas por valor de 2.110 millones de euros mientras clausuraba todos los pozos o minas subterráneas  de Laciana y se afanaba en saquear a cielo abierto lo único aprovechable y, además, capaz de justificar pingües negocios paralelos que en nada beneficiaron a la colonia sino al contrario.



En el año 2003, aquellos políticos banqueros apadrinaron un acuerdo que, justificando la explotación a cielo abierto en lo alto de los montes, garantizaba la destrucción definitiva del futuro. 


En estos días siniestros, los gobiernos de las metrópolis, desde Madrid y Valladolid, anuncian la reducción de los cupos de carbón extraíbles por minería subterránea en la provincia colonial, ofrecen todas las ventajas para el fraude de la explotación a cielo abierto y proclaman el final de las jubilaciones anticipadas que, durante casi dos décadas, sirvieron de señuelo y de narcótico.
Hoy urge una salida para todos, para nosotros y para ellos también, una huida imposible en el Último tren a Katanga.


Valle de Laciana, el de los aires delicados, las fuentes priales, los bosques amparadores y los pastos brillantes. Pocos países tan aptos para hacer en ellos una administración inteligente y honrada, para lograr un aprovechamiento que no esquilme las aguas ni arrase los bosques ni ensucie los prados ni corrompa las brañas ni destruya el paisaje cultural ni pervierta las leyendas ni arruine la capacidad de acogida ni la posibilidad de generar bienes naturales, esenciales y preciados. (*)
(*)  En román paladino: bienes necesarios y de mucha estimación,
o sea, productos que se pueden vender bien y a buen precio.


¿Por qué está ocurriendo esto?
En el más benévolo de los supuestos, acaso porque los gobiernos regionales y locales no actúan por principios ni por convencimiento sino por debilidad, comodidad, miedo a la agitación, visión a corto plazo y también por ignorancia.
En el más benévolo de los supuestos.



















Villablino.


________________________________________________________________

Las fotografías fueron tomadas al pie de presa en el embalse de Las Rozas y en torno a la estación y al lavadero de carbón de Villablino el día 3 de febrero de 2013.




1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedo, me duele tanto...

Valentín