Muy agradecido a los seguidores de este blog, os informo de que termina esta experiencia a la par que acaba el año. La noche que viene es la de los grandes propósitos, ya sabéis, y uno de los míos consiste en ... digamos que administrar mejor la aceleración del tiempo. Ojalá se cumpla esta aspiración y también todas las vuestras. Gracias.

Julio.

Nochevieja de 2013.


viernes, 24 de diciembre de 2010

Especial Nochebuena: "Nun sabedes nada"

    







Coventry Carol
(villancico del siglo XVI que recuerda la matanza de los inocentes)
Versión de Loreena McKennitt



Feliz quien vivió en los campos paternos
y se hizo anciano en la casa donde fue niño.
Quien apoya el bastón donde anduvo a gatas
y en la misma casa vio tres generaciones.
No lo arrastró la Fortuna en su tempestad
a beber en otras fuentes, huésped de su extravío,
ni siendo mercader temió al mar ni soldado la trompeta
ni sufrió las reyertas del foro.
Sin conocer el mundo ni el pueblo más cercano,
disfruta del más amplio horizonte.
Su edad se cuenta por las cosechas, no por los cónsules,
y sabe de los frutos en otoño y de las flores en mayo.
En su finca nace y muere el sol cada jornada,
ese sol que le señala las horas en su rumbo.
Es para él su Corros como la India más remota
y el río Naviego lo mismo que el Mar Rojo.
Viajen otros al Caribe y arriben a Cancún.
Suyo será el viaje, pero él tendrá más vida.


El Anciano de Verona de Claudio Claudiano
en versión de Luis Mateo Díez para La ruina del cielo,
capítulo 33: Los Dones del Campo.

Corros, Naviego, Caribe y Cancún sustituyen 
aquí a Verona, Bénaco, Iberia y Celama.


   Pepe, Nemesio y José.


Chula.

Chenoa.


El campanil de El Salvador.


  


(Verano de 2010. Foto de O. A., creo)

 





En su finca nace y muere el sol cada jornada,
ese sol que le señala las horas en su rumbo.



             
En los días rasos de invierno, toda la luz del mundo se concentra entre las once y las tres, cuando asoma el sol sobre el chombo de los montes y la dispara abundante y al bies para que rebote en la helada forzándonos a bajar la celosía de los ojos. Me encanta callejear en estas condiciones por cualquiera de nuestros pueblos, hacer fotos asgaya y charlar con quien, apoyado en la pared o en el pegollo del hórreo, trata de apañar algún calorcín. Me gustaría fotografiar a muchas de las personas mayores -quiero decir más mayores- pero no me atrevo ni siquiera a pedirles permiso porque sé que, de mano, no suele hacerles mucha gracia. Ante un desconocido armado con una cámara, muchos son cautelosos o se acobardan porque la cámara se les antoja ladrona de almas -lo es: ved la foto de cabecera- o porque, sencillamente, no les gusta dar que hablar.             
Alguna imagen robo de vez en cuando, aunque no la publico.  Hoy hago una excepción. Sé que a Pepe tampoco le gusta dar que hablar pero, a estas alturas, lo suyo ya nun tien casu. A su pesar, es un personaje mediático. Cada año acuden a visitarlo becarios de todas las cadenas de televisión de España y lo sacan una y otra vez en los programas-ómnibus de media tarde. Generalmente los reporteros vienen a perder el tiempo y a hacérselo perder a Pepe porque, siendo él un filón ubérrimo y precioso, le hacen unas preguntas que ¡válgame Dios! De todos modos, lo de los becarios es comprensible porque están nuevecitos y en período de rodaje. Más duro de admitir es que a nosotros, en apariencia ya bien granados, Pepe tenga que regalarnos alguna vez este mensaje lapidario: ¡nun sabedes nada!
Algo así parece que nos dicen Chula y Chenoa y esa pila bautismal rociada de broza y telarañas y el Salvador de  madera que bendice todo lo que vive y el hórreo casi vencido y la silla vacía ...   

Navidad de 2010.
             

2 comentarios:

María del Roxo dijo...

También Pepe tiene que estar orgulloso de tener amigos como vosotros. Feliz Nochebuena a todos los Pepes del mundo.

Alto Sil dijo...

Me ha gustado mucho tu dedicatoria a Pepe y su entorno. Escribir sobre la gente sencilla da aún más valor da a tus escritos. Pepe no habrá visto el Mar Rojo (ni el Mediterráneo) ni la India, ni el Caribe, ni Cancún, ni los Picos de Europa siquiera, pero estoy convencido de que tiene más paz que muchos que han visitado muchos más lugares. La intensidad de la búsqueda del estímulo externo es directamente proporcional a lo vacío que uno se encuentra por dentro. Si Pepe hubiera logrado irse a Cuba, como a punto estuvo, no creo que hubiera sido más feliz que atado por el destino con una gruesa cadena a una aldea perdida de lo más perdido de la Península.

No sé si es que eres un hacha con el Photoshop, pero a Eduardo me lo has sacado cinco años más joven en las fotos. ¿O habrá descubierto algún elixir de la juventud, con efecto retroactivo?